martes, 8 de abril de 2025

VEN

 

¿Por qué te sientas del otro lado 

si mi vereda está tan desierta?

Mira que es triste pasar las horas 

solo mirando las hojas muertas.

Ven! A qué esperas, la noche apura,

ya está la muerte casi en la puerta.

Ven sin demora, ven sin arado

porque a esta altura ya no es pobreza.

Juntos iremos por mil caminos,

descubriremos mil lunas nuevas.

Y mil canciones de mariposas

que se han pegado a la piel ya vieja.

Juntos habremos de andar senderos

que no conocen las almas nuevas

y enriquecidos de compañía

daremos guerra a la muerte hartera.

Ven que la hora se vuelve aliento

si no es vacía, si no es quimera.

No te detengas, cruza la calle

ven, construyamos, la senda nueva.

Que no te frene la piel marchita

porque en el alma va la belleza

y entre los ríos ya navegados

se fue curtiendo nuestra entereza.

Si acaso el fuego de los placeres

de aquellas horas ya no regresa,

tendremos alas en las caricias

y abrazaremos por fin certezas.

No te detengas, no digas basta,

dentro del alma la vida empieza

cada mañana, cada segundo, 

cada latido que el cuerpo entrega.

Ven que estás vivo, siente la aurora

no te amilanes, aún tienes fuerza

para quererme, para quererte,

aún la noche no está completa.

Y si viniera la muerte aciaga

sabremos juntos hacer su empresa

menos macabra, menos temprana,

menos vacía, menos desierta.

Ven, alumbremos los dos caminos

tú con tus soles yo con estrellas.

Tú ya curtido de tantas horas

de mil labores, de mil tareas

yo entre mis lunas de mil palabras

llenas de versos y de promesas.

Quiero cumplirme, quiero cumplirte

y aunque un instante dure esta siembra,

sembrar sonrisas antes de irnos

a disfrutar la quietud eterna.

Y en la partida, llegado el tiempo,

_si no se juntan las manos quietas_,

no habrá dolores, solo silencio

y un hasta luego con gusto a fresas.


Alba Rivero.

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