Hoy se me antoja un paseo descalzo.
Y me descalzo de toda etiqueta,
vago sin rumbo, sin norte, sin meta
y del cemento dañino , me alzo.
Siento, del sol, las doradas hilachas
que me saludan golpeando mi frente,
la alfombra tierna del pasto naciente
me lleva al tiempo en que fuimos muchachas.
¿Sabes amiga?, yo extraño esas horas
cuando el azogue, feliz, devolvía
un rostro alegre que a todos quería.
¡Vamos ahora a correr, yo te invito!
¡Vente descalza, tranquila, sincera!
Siente conmigo esta paz verdadera.
En esta hora certera,
en comunión con la madre Natura,
vuelves a ser como ayer: ¡Casi pura!
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